miércoles, 10 de febrero de 2010

Profesores de Literatura

Es extraño pensar cómo, a lo largo de mi vida, ha cambiado mi opinión sobre los profesores de literatura.
En el secundario pensaba que no servían mucho para nada. Quienes han estudiado conmigo pueden recordar que en cinco años si habremos leído 7 libros es mucho. Para empezar, en primer año tuve una profesora que, calculo que cuando era muy joven no habría sido mala todo lo contrario, pero nosotros la agarramos cansada, cerca de la jubilación. La única anécdota que recuerdo de ella es de un día que no sé por qué terminó hablando de una casa impresionante a la que había ido y que en el baño tenía un estilo de cúpula sobre el inodoro, en fin, recuerdos, no?
En segundo año, nunca voy a poder olvidarme de él, el estereotipo de todo profesor de literatura, es decir, gay. Él, más que nada, daba gramática, por lo tanto, lo suyo eran los verbos, la sintaxis, esas cosas que yo detestaba, pero de libros ni hablar.
En tercero, seguimos con el mismo y, por suerte, nos tocó leer un poco, sí, poco pero bastante bueno, entre los autores estaba Lorca, el resto... en fin.
En cuarto año nos tocó literatura española, "El cantar del Mio Cid", tal vez podríamos haberlo leído con más detenimiento, igual que "El quijote", pero bueno, la profesora tenía demasiados problemas con sus alumnos para detenerse en esas nimiedades.
La profesora de quinto, esa sí que fue un caso de pasión literaria, era tan buena que para que nosotros no tuvieramos que hacer esfuerzos innecesarios nos leía. Escuchamos cuentos increíbles que no pudimos analizar demasiado, pero bueno, son detalles...
En fin, después de este grupo selecto de literatos, a mi se me ocurrió estudiar Letras y convertirme con el tiempo en profesora de literatura.
Y lo raro es que cuando escucho a mis amigas/os hablando de lo inspiradores que fueron sus profesores de secundario, me sorprendo, como ellas/os, por haberme decidido por esta carrera, y lo más increíble es que no hubiera podido estudiar otra cosa... Raro, no?
Por eso, a lo largo de mi vida ha cambiado mucho mi opinión sobre los profesores de literatura, pasaron de ser unos tipos a los que no les encontraba un sentido real de existencia a ser colegas. Las vueltas de la vida.

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